Aunque parezca increíble, del inventario de asuntos que recibimos en nuestra Firma Jurídica, descubrimos con sorpresa que muchos son consecuencia de la desatención que sobre ellos tuvieron sus dueños o titulares.

Nuestra clientela es emprendedora por naturaleza, y es común verlos enfocados en el futuro, en nuevos proyectos y en el desarrollo de negocios; por su propio dinamismo, son pocos los empresarios que se abocan al cuidado, documentación, productividad y sucesión de su patrimonio personal.

Pareciere que con la eventual lectura de su estado patrimonial es suficiente, y la tarea es enfocarse a continuar acrecentando el patrimonio, pero sin mirar lo ya logrado. La necia realidad nos indica otra cosa.

Algunos ejemplos clásicos de consulta son:

  • Inmuebles desatendidos, sobre los que ahora un tercero paga puntualmente el predial y tiene posesión;
  • Empresas exitosas que carecen de certificados accionarios, pero que fueron constituidas por el fundador en compañía de “Family and Friends”, quienes ahora se consideran también propietarios o peor aún, están distanciados o fallecidos;
  • Haber firmado como fiador o aval a alguien de quien jamás se verificó si cumplió o no con su obligación de pago, dejando comprometido el patrimonio personal;
  • Otorgamiento de poderes, representaciones o mandatos sobre nuestros activos sin haberlos luego cancelado, o requerido rendición de cuentas;
  • Delegar a un tercero la facultad de calcular, fondear y pagar impuestos, sin contar con los comprobantes oficiales respectivos;
  • Confiar inversiones financieras a cambio de tasas preferenciales sin verificar adecuadamente la administración y retorno de los recursos;
  • Y un largo etcétera.

Como si lo anterior no fuere suficiente, es común encontrar que el interesado carece de la documentación, antecedentes e información que le permitan proceder jurídicamente a defender su patrimonio, afectando dramáticamente sus posibilidades de éxito.

Otra omisión o descuido se da cuando encontramos patrimonio que lleva años en el abandono, sin producir, depreciándose y expuesto a todo tipo de riesgos. Escuchamos un sinfín de razonamientos y justificaciones, por no decir excusas. En estos casos, nuestra recomendación será siempre ponerlo a producir o mejor venderlo.

El contar con patrimonio conlleva una serie de obligaciones que implican orden y disciplina.

En GTA insistimos en una cultura de orden jurídico, apoyando a nuestra clientela a ser proactiva, evitando así el deterioro o menoscabo patrimonial.

Por Horacio García Treviño