Registrar una marca es un paso clave para proteger la identidad de tu negocio. Sin embargo, muchas empresas creen que con eso basta para conservarla… y no es así.

En México, la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial (LFPPI) exige más: si ya pasaron tres años desde que registraste tu marca, tienes que presentar una declaración de uso real y efectivo ante el IMPI. Esto debe hacerse dentro de los tres meses posteriores al tercer aniversario del registro.

Con este trámite, confirmas que tu marca sí está siendo utilizada en el comercio, exactamente para los productos o servicios que registraste.

Pero aquí viene lo importante: no basta con declarar que la estás usando, también es necesario tener pruebas.

Porque si alguien más inicia un procedimiento de caducidad por falta de uso, tú —como titular— tendrás que demostrar que en los últimos tres años tu marca estuvo presente en el mercado o justificar por qué no fue así.

El objetivo es claro: evitar que haya marcas registradas sin uso, que bloqueen a otras empresas o distorsionen la competencia.

¿Y qué cuenta como uso real? Según la regulación vigente, una marca se considera en uso cuando:

  • Los productos o servicios están disponibles en el comercio bajo ese nombre.
  • Están presentes en cantidades y canales acordes al mercado.
  • Incluso si los productos se exportan, se considera uso.

Por eso, es esencial conservar comprobantes, como facturas, campañas publicitarias, publicaciones en redes sociales, contratos de distribución, entre otros.

En resumen: registrar protege, declarar ayuda, pero demostrar uso es lo que verdaderamente mantiene viva tu marca.

En GTA podemos ayudarte a revisar el estatus legal de tus marcas, acompañarte en este proceso y prevenir riesgos antes de que sea tarde.

Por Héctor Mena